lunes, 11 de febrero de 2008

EXILIO


Desplegándose del sueño, entumecidas mis alas...
van extendiendo su temple, en aristas estiradas...
azotan el aire viciado, recobran la vida gastada,
recuerdan el mismo dolor que las mantiene clavadas.

Atrás se pierde mi sombra, en borrosa rezagada...
el crepúsculo la enrosca, ansiedad desperfilada...
destilan sus fríos contornos, consuelan su necia mirada...
destierran al sol ceremonias, en su esencia perpetuada.

Eclipse de luna se erige, memorando mi camino...
con manos de diosa se rige, sobre la capa nublada...
liviandad en mis lomos se posa, una lágrima reflejada...
orando a los tiempos su rosa, renombrando mi destino.

En el negro de la noche se va deslizando mi alma...
sobre arroyos que retuercen su raudo vagar entre niebla...
excavando las heridas de una tierra que no tiembla...
y se pierden entre rocas, desnudándose en la calma.

Siempre mi fiel compañera, soledad inseparable...
invisible rehusa la vida, inexistete cubre mi velo...
transcurriendo en transparencia, ante cualquier ojo ajeno...
acompaña en mi viaje hacia otra tierra inefable.

Entre penumbras sangradas quedan aquellos malditos...
que buscaron destruirme, derribando la piedra manchada...
de los muros del silencio, placidez de mi morada...
corrompida por corruptos, entre lamento y suplicios.

Corazones desdeñados, destemidos de sus actos...
acaudalan la deshonra, en sus hijos encorvados...
esbirros de la traición y de sus vidas maldonados,
perecen entre las áscuas de su infierno y de sus pactos.

Ante mí... ya la negrura, la tiniebla de mi exilio...
se acrecenta a mi llegada, perforándose en mi pecho...
consagrándose en mis ojos, arropándose en mi lecho...
proclamándose en mi sino...y en las sombras mi concilio.


Horus Káiser.

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