miércoles, 15 de octubre de 2008

ETERNO AMOR

Vi el dolor en tus entristecidos ojos...
me llevaron a buscar más allá de lo inexplicable,
a caminar la oscuridad de mundos inalcanzables
como vago caminante, errante suspiro de aire...
persiguiendo como sombra del lejano horizonte
los llantos de un infinito corazón llameante...
a volar a contracorriente los vientos del silencio,
a surcar tenaz el tiempo, traidor e inexorable.

Me detuve dormido en el jardín de los sueños...
laberíntico mundo, reino onírico de Morfeo,
audaz procurando que un mínimo resquicio
me guiase arrastrado por caminos improbables...
o verdad me hablase de algún signo o indicio
que fué de tu esencia, existencia adorable...
me llevase hacia el rastro dulzor de la sangre
de un fiel sentimiento a un deseo intocable.

Fatiga y cansancio, sufriendo incansable
cesaron mi paso en un manatial siseante...
agotado bebí de turbias aguas otoñales,
añorada presencia invadió mi roto cuerpo...
y un reflejo sentí en los quebrados cristales,
tibia sonrisa, serena en paraísos estivales,
a la luz de un día, distante tu claro rostro,
perdida tu mirada entre cuerpos celestiales.

Por un mundo de penas, tristezas lacerantes
entre dientes desgarrantes rogué allí no encontrarte
a las almas olvidadas, habitantes del olvido...
vagué torpe y tropezante como un pobre mendigo...
pues si por error o acierto algo de ti hallase
en los lodos de agonía y en terreno dolorido,
maldita la condena de mi sinrazón sangrante
y en mis brazos nacerías como noche de solsticio.

Ni en las puertas del Averno, donde todo está perdido…
de tu alma sin pecado, tierno amor irreemplazable,
encontré el suave aroma, aura en tenue colorido
que tus manos en las mías una vez ya han tejido...
y entre polvo y negro humo, ascendiendo en espirales
ardí en llamas avizadas por susurros lamentables,
subí al cielo de los cielos como halcón empedernido...
caí al suelo desplomado en mi deseo de alcanzarte.

Vi el dolor de la soledad en tus entristecidos ojos...
me llevaron a buscar donde jamás pude encontrarte,
que si de amor soy ciego, mi corazón es vidente...
y me llevó a encontrar para tenerte una razón...
en la vida fuí fracaso, renaciendo con la muerte…
en las sombras de mi reino, en la gloria o maldición
finalmente rasgarte, en cálida pasión ofrecerme,
eterno amor será tu lecho y mi pecho, tu balcón.


Horus Káiser.