lunes, 28 de julio de 2008

AL-ÁNGELUS

He visto un ángel en los albores de la eternidad...
soñando despierto los ocasos de mi sino.
Una estrella en lejanía acentuando clara luz...
que el astro de la noche en su aliento ha detenido.
Rebosando la belleza que me ciega al despertar...
en mis ojos la resaca, en mis lágrimas el vino.
Una voz va perforando en la inmensa oscuridad...
destruyendo maldiciones consagradas al dominio.
Donde cruzan viles ráfagas, la cruel mortalidad...
manteniendo mi desvelo malogrado y desvalido.
En un lúgubre silencio perseguido en ansiedad...
por pasados imborrables en etéreo remolino.
Quiso febril oportuno, encontrarse en dos caminos...
transitados en distancia...la rareza del destino.
Que a cada paso se cierra, arrimando la esperanza...
de uno y otro corazón, en sensible vaticinio.
Vagando sangre en corrientes, revelando un nuevo punto...
que en grabado fué marcado en un sello por latido.
De rojas letras indelebles, sentimiento en ascendencia...
intachable es cuestionado...corroborando omitidos.
Por una mente acechante al temor de realidad...
cuando en sueños transparentes van despertando sentidos.
Cae el tiempo en rumores, reloj de arena obturado...
en seca cascada al batir contra un fondo prohibido.
Sumergido en las antípodas de una ciega vanidad...
allá donde el valor de todo...en todo ha carecido.
Dejé manar la vida... en un gesto terminal...
en negros aquelarres, descifrando burdos ritos.
Por poder recuperar aquella oscura identidad...
que cerró mis fríos ojos a un mundo nunca mío.
En un caos de perjurias, ocultando la verdad...
manifestando pecados en soledad y en martirio.
Arrastrando bajo ciénagas y abismos sin final...
dirigiendo lentamente mis rodillas hacia el filo.
Que destierra eternamente la penumbra en el umbral...
donde el fuego que congela se alimenta en mi delirio.
Ahora quema la desidia, confundiendo percepciones...
se reflejan en dolencias que ambicionan por capricho.
Cuando el hielo arde en llamas, arrasando la razón...
y mi voz se apaga, sorda, en un grito sin sentido.
Rozando en llagas mis dedos, fina luz en piel de aire...
posando en grietas mis labios, en dulce cuerpo infinito.
Escuchando la fina voz en tonos de lejanía...
rezando a un fiel deseo, futuro encuentro cumplido.
Que en tantos breves momentos, aumentan la pasión...
buscando un mismo cielo que los mantenga unidos.
Y se rompan los cristales entre sus pálidas manos...
que en ellos un nuevo mundo los envuelva en si mismos.
Más sueños que convergen hacia el distante sentir...
levantando noble el vuelo, para saltar al vacío.
Pero mis alas cayeron en un fatal porvenir...
desgarradas sin piedad por un desdén corrompido.
Si seguir por lodo y piedras ha de ser último acto...
de alcanzar el sentimiento y mantenerlo junto al mío.
Donde estremece la tierra, acunando aguas calmas...
y un resplandor de tormenta consuele el pecho sombrío.
Horus Kàiser.