Soledad de negro manto, que a mi noche has venido...
para darme caza y muerte, encerrándome entre hierros...
en la prisión de tus garras las espinas me has hendido...
de enrojecido dolor, en perdidos pensamientos...
Al sabor de la deriva por tu tez fuí seducido...
por amargas ilusiones y por sueños de tormento...
que desde furtivas sombras y entre dientes aniquilo...
para no hallarte presente en mi vida y mis encuentros...
Llora la rosa negra... en desconsolado nido...
que forman mis secas venas, entretejido lamento...
se van rompiendo en penas, como las hojas que piso...
entre tus rejas-condenas de este mi oscuro encierro...
Emparedado en olvido fuí por tu mísero vicio...
de mantenerme apartado, en desidia y sufriendo...
esta maldita locura, pérfida oscura que quiso...
que en mi mente y mi alma... sólo tú fueses lo cierto...
En tus locos arrebatos traicioneros fuí vencido...
enterrando mi sentir y cautivando mis adentros...
susurrándome palabras desdeñosas con sigilo...
que en negro corazón... sólo el odio es sentimiento...
Con presteza, en mis alas, fuertes lanzas has hundido...
abismándome en un mundo diferente y más complejo...
donde no existe futuro y el pasado se ha fundido...
con el lodo cienagoso... de este lúgubre momento...
Ya tantas han sido... las veces que has mentido...
abandonarme a mi sino, en rezos vas prometiendo...
de ocultas intenciones, disfrazando tu despido...
para siempre mantenerte entre mis brazos fingiendo...
Pasan las horas eternas, cortan en partes los hilos...
que en mi mente la pena, sienten tejiendo lo cuerdo...
y en la tristeza que quema, deslizas ágil tu filo...
clavando sello y clausura, sobre el altar de mi infierno...
Marcas los pasos a ciegas, que persiguen mi destino...
trazas grotescos dibujos, en mi aura y no comprendo...
matas a golpes mi alma, en mi voz cada suspiro...
que ávidamente se escapa, al verme así muriendo...
Ardes en hielo y quemas... el aire que respiro...
en mis labios te detienes, consumiendo hasta mi aliento...
y te ries... ironía, cada vez que yo te pido...
seques al viento mi sangre, rompas en suelo mi cuerpo...
Así pues, mi Soledad, entre tus brazos perdido...
a merced de la ansiedad, en la que sueño despierto...
por ser yo para ti... un total desconocido...
y tú seas para mí...no más que un mero recuerdo.
Horus Kàiser.
sábado, 15 de marzo de 2008
DUELO EN SOLEDAD
miércoles, 5 de marzo de 2008
CARPE MORTEM
"Pálido enfermo, peón asesino,
REZO MORTAL
En alegorías de los submundos giran las aldabas del portal oscuro...
se abre a la niebla del castigo y los condenados.
Rapsodias de ríos muertos recorren las venas olvidadas...
ya no hay sangre que corra en honor a la voluntad del vulnerable ser.
Subyugados son los sueños que otrora fueron perseguidos,
en afán del cumplimiento cayeron en desesperación,
dejando desperdigados resquicios de lo que se creía un fuerte corazón.
Penitencia sufre en silencio, temores y dudas
que como drogas paralizan el progreso de la evolución.
Así pues todo se torna oscuro, todo cuanto se concibe,
oscuro todo cuanto se abarca... vacío todo cuanto consuela.
Agonizan los recuerdos de tiempos pasados,
cuando cada día era disuelto en vida,
la luz perfilaba las sombras de un mundo ya perecido.
Pero el sacrílego aún ruega... desde cualquier retazo de oscuridad
se ofrece a nuevos sacrificios de esperanza por ser un miserable espectro,
perdonado por una epidemia de condolidas lágrimas de añoranza.
Cobijarse al amparo de la noche cuando el día viste del mismo color...
ni la luz alcanza a distinguirse entre paredes y objetos
que demarcan los planos de la realidad.
Acaso puede cambiarse lo que no existe,
en una transición...un cambio que no lo es...
pues cómo se puede matar lo que ya es muerto...
Puede ser, que con solo dejar consumir el poco calor que queda...
hasta que todo sea dominado por el frío
y se congele hasta la última gota de lo que tiende a simularse a la vida.
Quién sabe si habrá un después... puede que tras ese paso todo siga igual...
o sea como sumergirse en las aguas del olvido.
Qué más da tener cuerpo, si permaneces insustancial...
los momentos no se diversifican, todos ellos son una masa uniforme,
abominable e indigerible a la pésima saciedad de un alma que no se manifiesta,
despojada de su vanagloria por una despiadada guillotina de maldad.
Para qué tener mente, si la memoria se obtura,
deteniendo la afluencia de los ecos del pasado... no mueren en el futuro,
sino que se ahogan en el mismo presente en que son forjados.
Por qué regresar, si nunca hubo un partir...
una efímera línea que no se sigue pierde la consistencia que le otorga sentido,
el valor de su propia existencia... o tal vez no se pierda, porque nunca existió.
Qué más da ser...o estar, si todo apunta hacia la misma indiferencia...
todo cuanto es pasa desapercibido, ignorado...
tal vez por que no es nada...no es nadie.
De qué sirve aventurarse hacia lo desconocido,
si se busca alejarse del mismo punto al que siempre se acaba volviendo...
Buscar más allá del tiempo, del espacio, de la vida y de la muerte...
y trazar una línea que al seguirla... tal vez merezca tener algún sentido...
Horus Kàiser.