miércoles, 5 de marzo de 2008

REZO MORTAL

En alegorías de los submundos giran las aldabas del portal oscuro...
se abre a la niebla del castigo y los condenados.
Rapsodias de ríos muertos recorren las venas olvidadas...
ya no hay sangre que corra en honor a la voluntad del vulnerable ser.
Subyugados son los sueños que otrora fueron perseguidos,
en afán del cumplimiento cayeron en desesperación,
dejando desperdigados resquicios de lo que se creía un fuerte corazón.
Penitencia sufre en silencio, temores y dudas
que como drogas paralizan el progreso de la evolución.
Así pues todo se torna oscuro, todo cuanto se concibe,
oscuro todo cuanto se abarca... vacío todo cuanto consuela.
Agonizan los recuerdos de tiempos pasados,
cuando cada día era disuelto en vida,
la luz perfilaba las sombras de un mundo ya perecido.
Pero el sacrílego aún ruega... desde cualquier retazo de oscuridad
se ofrece a nuevos sacrificios de esperanza por ser un miserable espectro,
perdonado por una epidemia de condolidas lágrimas de añoranza.
Cobijarse al amparo de la noche cuando el día viste del mismo color...
ni la luz alcanza a distinguirse entre paredes y objetos
que demarcan los planos de la realidad.
Acaso puede cambiarse lo que no existe,
en una transición...un cambio que no lo es...
pues cómo se puede matar lo que ya es muerto...
Puede ser, que con solo dejar consumir el poco calor que queda...
hasta que todo sea dominado por el frío
y se congele hasta la última gota de lo que tiende a simularse a la vida.
Quién sabe si habrá un después... puede que tras ese paso todo siga igual...
o sea como sumergirse en las aguas del olvido.


Qué más da tener cuerpo, si permaneces insustancial...
los momentos no se diversifican, todos ellos son una masa uniforme,
abominable e indigerible a la pésima saciedad de un alma que no se manifiesta,
despojada de su vanagloria por una despiadada guillotina de maldad.
Para qué tener mente, si la memoria se obtura,
deteniendo la afluencia de los ecos del pasado... no mueren en el futuro,
sino que se ahogan en el mismo presente en que son forjados.
Por qué regresar, si nunca hubo un partir...
una efímera línea que no se sigue pierde la consistencia que le otorga sentido,
el valor de su propia existencia... o tal vez no se pierda, porque nunca existió.
Qué más da ser...o estar, si todo apunta hacia la misma indiferencia...
todo cuanto es pasa desapercibido, ignorado...
tal vez por que no es nada...no es nadie.
De qué sirve aventurarse hacia lo desconocido,
si se busca alejarse del mismo punto al que siempre se acaba volviendo...
Buscar más allá del tiempo, del espacio, de la vida y de la muerte...
y trazar una línea que al seguirla... tal vez merezca tener algún sentido...


Horus Kàiser.

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